Esperamos que os guste este viaje virtual que os ofrecemos.

miércoles, 2 de junio de 2010

Dia 6



















Tras nuestra visita a la exótica China decidimos venir a otro lugar aún más exótico, lleno de lujos y maravillas impensables… ¡Dubai! Es uno de los siete Emiratos Árabes Unidos. Venimos aquí para pasar unos días de relax y ponernos morenitas bajo el sol. Al bajarnos del avión, nos sentimos un poco perdidas, pero encontramos a nuestra guía, Alina. Ella nos cuenta una graciosa historieta sobre el lugar que podemos resumir en que es uno de los lugares donde trabajaban los venecianos, buceando en busca de perlas.
 El idioma oficial del lugar es el árabe pero también se hablan el inglés, el alemán, hindi/urdu, malayalam, el tamil, persa y el tagalo (así que más o menos pudimos comunicarnos en inglés). Afortunadamente, Alina sabe hablar español, cosa que se agradece bastante.




Para ir a nuestro hotel cogemos el autobús .Dubái está gestionado por la Roads and Transport Authority y cuenta con 193 rutas(así que podemos ir a donde nos apetezca con el bus).

El hotel está situado en una especie de isla artificial que están construyendo con forma de palmera.

Desde el avión pudimos verla y sorprendernos…



Y las espectaculares fotos por la noche...




Llegamos al hotel con el autobús se llama Hoteldipity nos sorprendemos al ver el edificio pero se nos eriza el pelo al ver el cartel de ¡ 7 estrellas! No nos lo podíamos creer, lo primero que pensamos fue que Alina nos estaba gastando alguna broma y que tras ese cartel se esconderia un hotelucho de esos que en la habitación no estan ni las paredes decentemente conservadas, pero no, NO era una broma...


El ''hotelito'' tiene una piscina al aire libre, gimnasio, biblioteca, spa, sauna, jacuzzi y espacios de relax y belleza. Pero,cada noche nos cuesta un riñón (bueno los ocho).Cada noche son unos 7.000 € por persona…
... aunque merece la pena.

 
 
 
 
(''Pá'' flipar... ¿o no?)
Nuestra ‘’peazo’’ de habitación.

Los colchones parecen nubes esponjosas y no veas lo que nos cuesta despegarnos de ellos… Ha merecido la pena venir hasta aquí aunque solo sea para hospedarnos en este espléndido lugar.


Este es nuestro baño personal, sólo con verlo se nos están quitando las ganas de irnos a la playa. No lo necesitamos, tenemos hasta una palmerita incluida jajaja.

Cuando llegamos,los fabulosos empleados del hotel, nos ofrecieron este sofisticado y variado plato para reponer fuerzas que nos sentó de lujo.

Tras acomodarnos, decidimos visitar las paradisíacas playas de la ciudad.
Mientras estamos tomando el sol, aparece este ''personaje''...


Al verlo, no podemos evitar contenernos las ganas de montar. Así que nos damos un viajecito de unos 10 minutos cada una por 50 € en total. Cuando una de nosotras subió al camello ( no vamos a desvelar su identidad para mantener su integridad física, mental y social) éste se negó a levantarse y lo dicho, el animalito se estuvo 5 minutos tumbado y no parecía que fuera a moverse. Tras varios desesperados intentos del comerciante por levantarlo diciéndole ''Aguaxú'' (o algo parecido) el bicho levantó y hechó a andar, con tal mala pata que la que estaba arriba, ya medio aburrida y sin agarrarse, se pegó un trompazo contra la arena.

Tras unas horas de ''achicharramiento'' bajo el sol, decidimos ir a un bar a tomar algo, que los estómagos tenían vida propia a esas alturas.





Y unas refrescantes bebidas.



Después del exquisito manjar, nos vamos a dar un paseo. Las calles son asombrosas, parecen sacadas de una película.







También aprovechamos para subir a los barquitos.



Al volver a tierra visitamos algunas mezquitas. Cuando cae la noche podemos disfrutar de este maravilloso paisaje.


Alina nos comenta que este mismo día se inagura la torre más alta y nos vamos al centro de la ciudad dónde se celebra una gran fiesta.




Y así nos despedimos de este magnífico viaje.
¡Un abrazo!

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